Datos personales

viernes, 16 de abril de 2010

Abriendo los ojos.

Hoy hace exactamente un año, decidí dar un giro radical a mi vida y venirme a vivir a Lleida, la tierra que me vió nacer, y de la que partí con lágrimas en los ojos.

Esas lágrimas no se acabaron al llegar a León, en incontables ocasiones he derramado alguna que otra lagrimilla por mi añorada tierra, no me averguenza admitirlo. Al volver a mi tierra con 21 años y la plena madurez mental alcanzada, o al menos eso parece, pensé que esas lágrimas no se repetirían, que uno ya es demasiado hombre para andar llorando por ahí por estas tonterías.

Pero resulta que cuando uno menos se lo espera aparece esa sensación de abandono mútuo provocado por la lejanía.
Es un abandono que siento hacia y de mi tierra, mis amigos, mi familia, del motor de la vida misma. Sobra decir que este no es un abandono voluntario, sino de esos en que el aislamiento de uno mismo en su cabeza, le abruma al encontrarse con los problemas que le plantea la vida, sin apenas ayuda y relativamente solo, pues es así como debe salir adelante.

Si no quieres caerte del precipicio, agárrate bien, pues un amigo puede salvarte de un resbalón si se da cuenta a tiempo, pero es tu cuerpo el que se estrellará sobre el suelo si caes.

Así que abro los ojos, y me fijo bien donde pongo los pies, que no se puede uno fiar donde se apoya, pues a veces las tierras mas solidas tienen el corazón agrietado.

Disfruten del fin de semana y sonrían si pueden.